Hay mañanas que se convierten en noches. Palabras inesperadas, noticias que hacen que todo se detenga y sea imposible arrastrar el día. Después, mientras la luz aún busca el camino hacia la mañana, llamadas, silencio, tristeza. Aún parece imposible, aún cuesta comprenderlo y a lo largo de las horas cada vez será más invierno.
Ahora que construimos nuestras nuevas canciones vemos todo lo que Coco Fernández nos dejó; como profesor, como músico, como amigo. Semillas que crecieron y que permanecen aquí en nuestra música.
Coco Fernández produjo y mezcló con nosotros nuestro primer disco Al borde de la piel. Cuantas horas de trabajo, cuantas risas, cuanta ilusión; días inolvidables llenos de nervios y música, días interminables.
Coco Fernández también mezcló y masterizó nuestro segundo disco Hay camino.
En ambos discos nos regaló además su talento como músico, grabando en varias de las canciones.
Es inevitable para nosotros pensar en Coco Fernández cuando una canción comienza a caminar. Coco está presente en la música, en la suya y en la de tantos otros a los que, como a nosotros, ayudó y enseñó.
Hemos elegido La canción del alba, donde podéis escucharle tocando el acordeón, para darle las gracias, para hacerle este pequeño homenaje. Lo veréis tocando, cantando, rodeado de otros músicos, por los caminos y el alba.
Que nazca una canción al menos
para cantársela a los vientos
Lo otro, las risas que no nos dio tiempo a beber, las palabras que se quedaron sin gastar, permanecen aquí, entre Coco y nosotros.